Los orígenes del rugby japonés se encuentran en la historia del Club de Rugby Football de la Universidad de Keio. En 1899, se fundó un equipo de rugby en la Universidad de Keio. Este equipo fue creciendo hasta convertirse en un conjunto históricamente importante, entrenando y recibiendo formación del YC&AC (Yokohama Country & Athletic Club). Revelar la historia del Club de Rugby Football de la Universidad de Keio es revelar la historia de los orígenes del rugby en Japón.
Los que introdujeron el rugby en Japón fueron E. B. Clarke, profesor de inglés de la Universidad de Keio, y su amigo Ginnnosuke Tanaka, el cual había jugado con Clarke en la Universidad de Cambridge. Este hecho se demuestra en una carta publicada en “Keio 60 Nenshi” (“60 años de historia de la Universidad de Keio”), que escribió personalmente el pionero del rugby en Japón, el Profesor Clarke. Corría el otoño de 1899.
“Les he enseñado a jugar al rugby a los hombres de mi clase de la Keiogijuku, porque parecía que no tenían nada con lo que entretenerse al aire libre en los días posteriores al verano y durante el invierno. Aún no se practicaba béisbol en invierno y aquellos jóvenes vagaban por allí perdiendo el tiempo en el agradable clima otoñal. Pensé que, si conseguía que se interesasen en el rugby, sus horas libres de las tardes dejarían de ser tan largas y aburridas. Mi japonés era torpe y mi vocabulario demasiado escaso para explicarles las claves del juego de forma detallada, por lo que le pedí ayuda a mi amigo Tanaka Ginnnosuke, que respondió con gran disposición y entusiasmo, y de este modo comenzó el juego.”
Los que introdujeron el rugby en Japón fueron E. B. Clarke, profesor de inglés de la Universidad de Keio, y su amigo Ginnnosuke Tanaka, el cual había jugado con Clarke en la Universidad de Cambridge. Este hecho se demuestra en una carta publicada en “Keio 60 Nenshi” (“60 años de historia de la Universidad de Keio”), que escribió personalmente el pionero del rugby en Japón, el Profesor Clarke. Corría el otoño de 1899.
“Les he enseñado a jugar al rugby a los hombres de mi clase de la Keiogijuku, porque parecía que no tenían nada con lo que entretenerse al aire libre en los días posteriores al verano y durante el invierno. Aún no se practicaba béisbol en invierno y aquellos jóvenes vagaban por allí perdiendo el tiempo en el agradable clima otoñal. Pensé que, si conseguía que se interesasen en el rugby, sus horas libres de las tardes dejarían de ser tan largas y aburridas. Mi japonés era torpe y mi vocabulario demasiado escaso para explicarles las claves del juego de forma detallada, por lo que le pedí ayuda a mi amigo Tanaka Ginnnosuke, que respondió con gran disposición y entusiasmo, y de este modo comenzó el juego.”