La Celebración de la Copa del Mundo de Rugby

Desde la fundación de la RFU en 1871, los partidos internacionales de rugby se habían desarrollado como Test Match entre países que rivalizaban, y que se invitaban y visitaban entre sí. Los países menos desarrollados en rugby, que poseían un punto de vista en el cual se daba mucha importancia al espíritu del amateurismo, tenían muy difícil enfrentarse a los 8 países adheridos al IRB, por tener la agenda apretada con muchos partidos.
Desde la segunda mitad de los 70, países como Nueva Zelanda, Australia, Sudáfrica, Francia y otros, fueron profesionalizándose, con lo que cobró fuerza la posibilidad de celebrar una Copa del Mundo de Rugby, y cuando los 4 países británicos acabaron por ponerse de acuerdo, se disputó la primera edición de la Copa del Mundo de Rugby en 1987. Con Nueva Zelanda como escenario principal, fue organizado conjuntamente con Australia, se invitaron a los entonces 16 países del IRB, y acabó siendo un gran éxito. El país anfitrión, Nueva Zelanda, que además era considerada la favorita, se proclamó campeona, poniendo la guinda al pastel de su mundial. Japón fue invitada como representante de Asia, pero terminó perdiendo sus 3 encuentros sin haber jugado un partido bien contra Australia, Inglaterra y Estados Unidos. La segunda edición del torneo, en 1991, fue celebrada en 5 países, los 4 países de Reino Unido y Francia, siendo Inglaterra el escenario principal. Participaron los 16 países que habían pasado la fase previa, y Australia se proclamó campeona en la fase final. La Selección de Japón, dirigida por Hiroaki Shukuzawa, tuvo una victoria plácida contra Zimbabue, consiguiendo la primera y única victoria en mundiales de rugby de hasta ese momento. Desde esta segunda edición, se incluyeron normas antidopaje en las reglas de la competición, y a partir de entonces, también se han venido llevando a cabo controles antidopaje en los partidos importantes a nivel doméstico.
En la tercera edición del torneo, jugada en Sudáfrica en 1995, fue campeona la selección anfitriona, y Japón sufrió una derrota humillante por 17 – 145 contra los All Blacks de Nueva Zelanda.
El mundo del rugby entró en la Era de los Mundiales, y tal y como estaba previsto, se comenzó a priorizar las victorias sobre todo lo demás, e inevitablemente se fue dirigiendo hacia la profesionalización.